martes, 1 de mayo de 2012

¡Desde mi corazón patriótico!

Al echar una mirada a los acontecimientos que en los años recientes se han producido en nuestro país es innegable que nos asalten por momentos actitud de resignación ante el discurrir de nuestros gobernantes que solo buscan el interés personal y de su grupo, y ante la inminente escoria en que se ha convertido la política en nuestro país, y que algunos la quieren pintar como parte de nuestra cultura.

Cultura que han querido crear esos negociantes de la política con su clientelismo, sus dadivas y sus acuerdos de aposentos, embargando el futuro de una nación, y olvidando lo mucho que ha costado ser hoy un país libre e independiente; mucha sangre, mucho corazón, mucha valentía ha sido necesaria para vivir en democracia. No obstante un grupo de charlatanes echan por la borda lo que nuestros héroes nacionales construyeron con tanto sacrificio.

Hoy más que nunca recuerdo las palabras de nuestro patricio Juan Pablo Duarte cuando dijo: “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria.” Y es que tenemos que empoderarnos y decir con nuestro voto (todas las protestas del 4% no fueron suficientes para que en el presupuesto 2012 se incluyera lo que corresponde por ley), que ya estamos cansados de esta forma de hacer política y de las mismas promesas incumplidas de siempre.

En una ocasión dijo el gran poeta Pedro Mir “me estoy muriendo de la derrota de mi generación”. Pero yo me niego rotundamente a morirme como lo esta haciendo mi generación, un corazón patriótico no conoce la derrota, el orgullo patrio es el sentimiento que no me permite quedarme de brazos cruzados y seguir contribuyendo con esta pestilencia en que han convertido nuestra política.

¡No! ¡No lo acepto! Mi corazón patriótico se ha levantado y ha decidido irrevocablemente que luchara hasta ver cumplido ese sueño de todos los verdaderamente dominicanos. Un sueño igual en su esencia al que tuvo Martin Luther King y que hoy podemos ver sus frutos. Basta de vivir en esta injusticia e inequidad social. Necesitamos vivir en un país que podamos gritar con orgullo: ¡Soy Dominicano!
Como dijera el cantautor Fito Paez “¿Quien dijo que todo esta perdido?, ¡Yo vengo a ofrecer mi corazón!”