Cultura que han querido crear esos negociantes de la
política con su clientelismo, sus dadivas y sus acuerdos de aposentos,
embargando el futuro de una nación, y olvidando lo mucho que ha costado ser hoy
un país libre e independiente; mucha sangre, mucho corazón, mucha valentía ha
sido necesaria para vivir en democracia. No obstante un grupo de charlatanes
echan por la borda lo que nuestros héroes nacionales construyeron con tanto sacrificio.
Hoy más que nunca recuerdo las palabras de nuestro patricio
Juan Pablo Duarte cuando dijo: “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener
salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran
contra la salud de la Patria.” Y es que tenemos que empoderarnos y decir con
nuestro voto (todas las protestas del 4% no fueron suficientes para que en el
presupuesto 2012 se incluyera lo que corresponde por ley), que ya estamos
cansados de esta forma de hacer política y de las mismas promesas incumplidas
de siempre.
En una ocasión dijo el gran poeta Pedro Mir “me estoy
muriendo de la derrota de mi generación”. Pero yo me niego rotundamente a
morirme como lo esta haciendo mi generación, un corazón patriótico no conoce la
derrota, el orgullo patrio es el sentimiento que no me permite quedarme de
brazos cruzados y seguir contribuyendo con esta pestilencia en que han
convertido nuestra política.
¡No! ¡No lo acepto! Mi corazón patriótico se ha levantado y
ha decidido irrevocablemente que luchara hasta ver cumplido ese sueño de todos
los verdaderamente dominicanos. Un sueño igual en su esencia al que tuvo Martin
Luther King y que hoy podemos ver sus frutos. Basta de vivir en esta injusticia
e inequidad social. Necesitamos vivir en un país que podamos gritar con
orgullo: ¡Soy Dominicano!
Como dijera el cantautor Fito Paez “¿Quien dijo que todo
esta perdido?, ¡Yo vengo a ofrecer mi corazón!”