Por: Marina
Haché
Decir “A MI NO ME HABLEN DE POLITICA NI DE RELIGION” me
parece cómodo, pero respetable. Le digo algo al que piensa así, yo también me
he cansado mil veces, yo también me he auto censurado, me he hecho auto huelga,
he pensado dentro de mí ¿y a mí qué me importa? Y mientras me contesto, termino
escribiendo algo de nuevo, para variar.
No me resulta
ofensivo cuando alguien opina de esa manera, no me resulta pacífico tampoco, me
resulta doloroso, porque LA INDIFERENCIA ES LA MADRE DE MUCHOS DESAMPAROS,
porque HABLO de manera INDEPENDIENTE, tratando de encontrar en ustedes, un eco
a mis reclamos que no son personales, que no responden a la línea de ningún
partido de oposición, o algún grupo medalaganariamente subversivo o anarquista.
YO HABLO DE POLITICA,
porque tiene que ver con todos los aspectos de la tierra donde nací y donde me
gustaría vivir hasta morir. Una nación, cada vez más enajenada de su identidad,
desconocedora de sus deberes y de sus derechos, una patria preñada de leyes,
que pare vicios sin ley, golosa de chismes, borracha de nuevos placeres, cada
vez más ajena al código moral elemental, víctima y agresora, enfrentada consigo
misma y perversamente permisiva, perdida de vergüenzas ajenas, especialmente
desde la percepción generalizada que tienen otros ciudadanos del mundo de
nuestra nacionalidad.
Yo quiero que nos
devuelvan el orgullo patrio, la credibilidad, la competencia limpia, el negocio
claro, que se resuelvan las cuentas pendientes, los odios históricos, que se
respeten las demarcaciones geográficas, que la gente se INDIGNE, no porque
envidie a los viejos o nuevos modelos, a todos los que lo hacen mal, que la
gente se INDIGNE porque no quiere más decadencia, que la gente EXTRAÑE LA
DECENCIA y la quiera BUSCAR.
No es más cómodo,
pero YO HABLO DE POLITICA, porque quiero ver nacer el EQUILIBRIO para espantar
la maldad y no he visto a la RELIGION venir para LIBERAR a la BONDAD y a la
VERDAD.